Chalecos flotación bebé

Aunque en esencia pueden cumplir la misma función, hay una gran diferencia;

- Los chalecos de flotación para bebés ayudan a mantener al bebé a flote, necesitando que este tenga cierto control sobre su cuerpo. Y no sirven para casos de situaciones de emergencia.

- Los chalecos salvavidas para bebés, en cambio, ayudan a mantener la cabeza del bebé fuera del agua, aunque este se encuentre inconsciente.

Aunque la edad puede variar según el fabricante y el modelo del chaleco, es recomendado a partir de los 9-12 meses, cuando el bebé tenga un poco de control sobre su cuerpo.

La diferencia de talla se basa en el peso y la circunferencia del pecho del bebé. Es muy importante elegir el correcto, ya que si le está demasiado grande se le podría salir y si es muy pequeño, le apretará y molestará durante el movimiento.

Si tienes alguna duda sobre cuál deberías elegir, no tengas miedo de preguntar. Te asesoraremos en base a los datos que nos facilites para elegir el más indicado para tu bebé.

Hemos escogido los mejores modelos de las marcas más prestigiosas del sector, teniendo en cuenta que:

- Estén diseñados con materiales resistentes y duraderos.

- Cuenten con cierres seguros y ajustables.

- El diseño sea cómodo para permitir que el bebé se pueda mover con libertad.

- Diseños atractivos, pero en tonos que te permitirán verlo, aunque se aleje un poco.

- Cuenten con certificación de seguridad.

Al principio es normal que los bebés tengan miedo al agua. Y cuando ya cogen costumbre, no es extraño que se vayan a zonas más profundas en cuánto te despistes.

Con un chaleco de flotación tu pequeño estará siempre flotando. Por supuesto, deberás seguir supervisándolo, para evitar que se vaya a las zonas dónde no haga pie.

Por supuesto, nuestros chalecos flotadores para bebés son adecuados para piscinas, playas y lagos con aguas tranquilas.

Tras cada uso aconsejamos lavarlo con agua dulce, sin usar productos químicos abrasivos. Para secarlo, cuélgalo al aire libre, evitando que le de la luz del sol directa. Si no lo vas a volver a usar pronto, guárdalo en un lugar fresco y seco.

Sobre todo, asegúrate de comprar un chaleco de flotación de la talla correcta. Al principio, agárralo para meterlo en el agua, para que vaya cogiendo confianza.

Según le va cogiendo el gusto al agua, déjalo moverse solo poco a poco, pero siempre supervisándolo. Siempre debe haber un adulto para vigilarlo.